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Cómo saber si sufres de presión alta

En inglés se le dice “silent killer” (asesino silencioso) a la presión alta, clínicamente conocida como hipertensión. Esto se debe a que no presenta síntomas, por lo cual muchas veces pasa desapercibido y sale a relucir cuando desencadena alguna complicación grave de salud.

Para ponerlo en perspectiva, la presión arterial es la fuerza que ejerce el corazón contra las paredes de las arterias para poder bombear sangre a través del cuerpo. Se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) con dos números; el primero es la medida de la presión sistólica que es cuando el corazón está bombeando sangre (activo). El segundo es la presión diastólica, que es cuando su corazón está en reposo. La Asociación Americana del Corazón divide la presión arterial en 4 categorías:

  • Presión arterial normal: menos de 120/80 mm HG
  • Presión arterial alta: 120-129 de presión sistólica con menos de 80 en la diastólica
  • Hipertensión etapa 1: 130-139 de presión sistólica con 80-89 en la diastólica
  • Hipertensión etapa 2: 140 o más de presión sistólica con 90 o más en la diastólica

Al no presentar síntomas, sólo se puede diagnosticar y atender a tiempo acudiendo a los chequeos regulares con su médico primario. Tener la presión alta por tiempo prolongado significa que el corazón tiene que esforzarse más para bombear la sangre y esto, en efecto, puede traer complicaciones. Es como cuando uno hace ejercicios por tiempos prolongados o con esfuerzo excesivo — eventualmente llegará el punto en el cual, debido a la fatiga del cuerpo y/o del músculo, se empiecen a experimentar síntomas como mareos, vista borrosa, debilidad temblorosa, etc. Así mismo sucede cuando nuestro corazón debe esforzarse demás por mucho tiempo, lo único es que sus efectos pueden ser mucho más graves. Entre las complicaciones que puede tener la hipertensión se encuentran:

  • Ataques cardiacos
  • Derrame cerebral
  • Insuficiencia cardiaca
  • Insuficiencia renal
  • Aneurisma
  • Problemas oculares
  • Cambios en la memoria

Como puede ver, las complicaciones son serias, por lo cual se exhorta siempre estar al día con sus chequeos anuales. De ser diagnosticado, existen tratamientos que podrían consistir tan sólo de cambios en el estilo de vida. Hay tratamientos que incorporan medicamentos a estos cambios, para ayudar a bajar la presión. Existen factores de riesgo, por lo cual es importante informarse sobre los mismos y consultar con su médico primario en el proceso de elegir un tratamiento. Entre los factores de riesgo se encuentran:

  • Sexo y Edad: los hombres son más propensos a desarrollar hipertensión antes de los 64 años. Las mujeres tienden a desarrollarla después de esa edad.
  • Raza: Las personas afroamericanas son más propensas a tener la presión alta y a edades más tempranas.
  • Historial Familiar: Si tiene familia inmediata con la condición (padre, madre, hermanos) está más en riesgo de padecerlo.
  • Obesidad o sobrepeso: El exceso de grasa en el cuerpo puede obstruir los vasos sanguíneos, elevando así la presión.
  • Falta de actividad física: La falta de ejercicio puede llevar a sobrepeso y esto a su vez puede verse reflejado en un aumento en la presión arterial.
  • Fumar: Fumar, mascar tabaco o vapear aumenta la presión en un periodo corto; no obstante, va dañando las paredes de los vasos sanguíneos y acelera el proceso de endurecimiento de las arterias, causando el desarrollo de hipertensión con el tiempo.
  • Nutrición: El exceso de sal en nuestra dieta puede ser perjudicial para la salud, ya que causa la retención de líquido en el cuerpo, que a su vez eleva la presión arterial. Además, un déficit de potasio tambien podría ser dañino. Este mineral ayuda a equilibrar el nivel de sodio en las células y a evitar la deshidratación.
  • Consumo de alcohol: El consumo de bebidas alcohólicas estás asociado con la alta presión, específicamente en hombres.
  • Condiciones preexistentes: Si padece de alguna enfermedad renal, diabetes, apnea del sueño, entre otras, puede estar en riesgo de desarrollar hipertensión.
  • Embarazo: Las mujeres embarazadas deben seguir sus citas regulares al obstetra y mantener la presión bajo observación, ya que el proceso del embarazo podría elevar la presión.

En conclusión, uno de los factores de nuestra salud que más debemos monitorear a través de citas de rutina al médico es la presión arterial. Estas visitas anuales son parte integral de nuestro cuidado preventivo. Si nos enfocamos en la prevención, podemos evitar el desarrollo de condiciones y enfermedades, o diagnosticarlas y atenderlas a tiempo.

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